El básquetbol en silla de ruedas es una de las disciplinas pioneras en la historia del deporte adaptado. Esta disciplina se adaptó para deportistas en silla de ruedas en Inglaterra y en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Los ex combatientes jugaban en los hospitales de rehabilitación por razones recreativas y terapéuticas ya que les permitía mejorar su condición física general. Este deporte se jugó en los primeros Juegos Paralímpicos de Roma en 1960, y es uno de los pocos que ha estado presente en todas las ediciones. Las mujeres comenzaron a competir en esta disciplina a partir de los Juegos de Tel Aviv en 1968. En la actualidad, esta disciplina se practica en más de 100 países. CLASIFICACIÓN Con el fin de equilibrar los equipos, los atletas se clasifican sobre la base de un sistema de puntuación de 1 a 4,5, en línea con el potencial funcional de cada uno de los participantes. El puntaje más alto marca un mayor potencial funcional del atleta. La suma de las puntuaciones de todos los jugadores no puede exceder de 14.

COMPETENCIA: El básquetbol en silla de ruedas es practicado por personas con algún tipo de discapacidad físico-motora. Las sillas de ruedas deben ser adaptadas y estandarizadas de acuerdo con las normas establecidas por la institución que regula a esta disciplina, que es la Federación Internacional de Baloncesto en Silla de Ruedas (IWBF). Hay cinco jugadores en cada equipo. Un partido se divide en cuatro cuartos y cada uno de ellos tiene una duración de diez minutos. El reloj se detiene en determinadas situaciones: el momento en que la pelota sale de la cancha o durante el minuto de tiempo fuera. Cada equipo puede mantener el balón durante 24 segundos, en ese tiempo los jugadores deben tirar hacia el aro. Cada dos toques en la silla de ruedas, los jugadores deben hacer rebotar el balón, pasarlo o lanzarlo al aro. El simple contacto entre las sillas de ruedas no se considera una falta, a menos que los árbitros lo interpreten como intencional.