Los primeros registros del juego de boccia datan de dos siglos antes de Cristo y se practicaban con bolas de piedra. Este deporte se practicó en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad y también la aristocracia italiana lo practicaba durante el siglo XVI. En 1970, esta disciplina fue adaptada para personas con parálisis cerebral y discapacidad motriz, que utilizan silla de ruedas. Los primeros Juegos Paralímpicos en los que este deporte estuvo incluido fueron los realizados en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en 1984. El juego de boccia en modalidad “dobles” fue incorporado por primera vez en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996.

EL JUEGO: Cada competidor jugará con bolas de un determinado color que puede ser rojo o azul. El objetivo del juego es lanzar esas bolas rojas o azules lo más cerca posible a una más pequeña de color blanco, llamada “bochín”. El atleta que más aproxime su esfera al bochín blanco, sumará puntos. Si diferentes colores de bochas se encontrasen a la misma distancia, ambos atletas o equipos recibirán un punto. El ganador será aquél que tenga mejor puntuación. En caso de empate habrá un tie-break que determinará al ganador. Los atletas pueden usar sus manos, pies, cabeza, instrumentos de ayuda e incluso las personas con discapacidad severa en las extremidades superiores e inferiores podrán contar con la asistencia de ayudantes. Los partidos se dividen en rondas y su número varía dependiendo de los participantes en la cancha. Los juegos individuales tienen cuatro rondas, y cada participante podrá poner en marcha seis bochas. En la modalidad “dobles” también son cuatro juegos y cada participante debe jugar tres bochas. La entidad que regula a esta disciplina es la Asociación Internacional de Deportes y Recreación para la Parálisis Cerebral (CPISRA).